9/1/13


Mis barreras interiores se escapan, estoy quemando mis disfraces, destruyendo mi coraza; pero cuánto más empeño pongo para escalar las pareces de mi profundo pozo, cuánta más luz y manos veo, más estrecho se hace este estúpido agujero (comúnmente llamado pueblo). No se puede ser feliz siendo exigente, y, además, lo que necesito no está aquí.


(No hay noche azul que valga, porque ella de mí se esconde. Maldita ramera.)