Mi frío no es algo incurable, eso está claro. Pero hay pocos entes en el mundo que me puedan deshelar la espina dorsal y de momento no me he topado con ninguno.
Nadie nunca me ha atravesado el alma.
Otra de mis muchas mediocridades,
el jamás haberme enamorado
y este vacío inefable,
inútil.
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