Lánguida y puñal, en mis sienes
sus trazos-hielo ha clavado.
Mi mirada entumecida
ha quedado estupefacta,
vencida ante el espectáculo.
El croma escupe infinitos matices
al viento, al campo, al crepúsculo;
y las demás seguían dormidas
mientras en la radio celebraban un gol.
Y yo he pensado en la claridad del cielo,
en sus múltiples azules y en la suerte que tengo.
Tú siempre presente en ese verso:
"te sigo por el aire como una brizna de hierba".
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