las migajas que quedaban
- si es que alguna vez las hubo -
se han ido con un soplo de viento
blando y suave, cálido
mecedora y agua salada
sofá, cama y hogar
desayunos tardíos
y piel, piel, piel
me gustan tus lágrimas
hidratan mis surcos
y tu risa cuando se desata
cose los harapos sueltos
tu pecho es un manantial
y yo bebo, bebo, bebo
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