3/11/12

Mis gritos silenciosos no pueden ser más indiscretos. Descarados incluso. Pero claro, no hay nadie que escuche al otro lado. Nadie que comprenda la rabia que se está comiendo mis órganos vitales con horror, con una furia desmedida. No hay nadie que quiera leer entre líneas, que se haya preguntado por mis reclusiones, por mi falta de respiración, por los demasiados excesos en noches desesperadas. No es que nadie lo comprenda, es que nadie lo quiere ver. Que tengo demasiado odio acumulado y ganas de ahorcar. Que necesito enviarlo todo a la mierda para poder renacer. Lejos. Donde las sombras avariciosas y toda mi rabia no puedan encontrarme. Donde sea yo. Con el mundo y no contra él. Siendo una persona de una vez por todas.

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