29/9/12

Veo como el futuro se despide de mí con una risita sarcástica.
"¿Cómo pudiste aspirar a tanto?"
No aspiraba, tan solo deseaba... Deseaba con más fuerza que la que desata tormentas y acalla huracanes, con el anhelo de la juventud ardiente y reprimida. Pero de tanto desear me atrapó el fracaso y se me llevó a las profundidades. Ahí donde las miradas de decepción se posan todas en mí. ¿Por qué todos esperan más de lo que soy? No lo entendéis, no soy nada...

Un error. Eso es lo que soy.
Un error frágil, destructible.
Un error que se ahoga en su propio llanto.
Un error al que se le agotan las esperanzas.
Una gota de lluvia,
un ente errante
que se esconde en
las esquinas,
hundiendo mis pensamientos
en barcos de espinas que,
náufragos,
se pierden en la inmensidad
del vacío,
de mi Nada.
Pero yo sé que
hay una salida,
por fuerza ha de haber
una forma de escapar
de tantos fantasmas,
de tantas sombras hedientas
que me persiguen
pretendiendo romper mis esquemas,
desgarrar mi piel,
chuparme la sangre.
El hastío y las ganas de partir vuelven hoy a apoderarse de mí, las ganas de apartaros de mi lado son demasiado vigorosas. Estoy harta de soportar mierdas que van a perjudicarme, de tragarme vuestros problemas cuando nunca serán los míos, de tener que poner siempre buena cara a vuestros rostros hipócritas. Vuestra demasiado acentuada adolescencia a estas alturas está comenzando a fastidiarme de un modo inhumano.
Perdeos
(ya que yo no puedo huir).
                    ¿POR QUÉ NO?

___


Por suerte, siempre hay excepciones.
Cerca o lejos, a mi lado o repartidas por el mundo.
Me duele el pecho, ahora, como nunca antes lo había hecho (o como hacía demasiado tiempo que no lo hacía). Había olvidado por completo esta sensación. Un tren ha vuelto a atropellarme, y es que tampoco pude hacer nada para apartarme. No puedo moverme. Me tienen maniatada, me he puesto un bozal y ya no sé ni cómo se llora. Se me ha olvidado todo y estoy inmóvil en esta carretera demasiado transitada para alguien tan mediocre como yo. Y la gota está a punto de colmar el vaso y convertir en mar toda mi vida, y yo estoy a punto de ahogarme en ella.

Necesito...
necesito a alguien
que me rescate.

·

(Que todo va a salir bien...
¿cómo puedo/pude creérmelo?)

23/9/12

Ha vuelto. Esta mañana ha sido como un puñal. Miles de garras sedientas estrujando mi esternón con fuerza, ahí entre la barriga y el pecho, y no pude respirar. Ni dormir. Ni pensar. ¿Y si mis maniobras de escapismo ya no funcionan? ¿Y si ya no puedo escapar con la mente? ¿Y si realmente no hay nada ahí fuera para mí? ¿Y si la vida es tan solo un gigantesco vacío? ¿Y sí...?

Tengo tantísimo miedo... De mí, de no saber huir de aquí, del miedo mismo y de su bífida y hedienta lengua, de la gente, de las miradas. Y me escondo. Y no aprendo. La soledad me engulle y la lista de las personas a las que he decepcionado en las últimas horas es infinita. Llevo incrustado en mi ser el gen de la decepción, suelo producir ese efecto en los demás.
Y un terrible pánico me succiona hasta el interior de mi bucle otra vez.
Y me duele el pecho.
Y no puedo ni llorar.
Ni respirar.
Ni pensar.

-

Quizás la vida sea eso. Un enorme vacío lleno de almas náufragas errantes del que la ausencia y la soledad intentan apartarme.

Tiene cojones la cosa, joder.

19/9/12

Espirales de niebla,
sangres de espina,
ojos de codícia...
y los túneles abarrotados de covardes.
Como yo.

16/9/12

Tengo miedo.
Tengo tanto miedo
que ya no respiro,
no busco, no pienso,
tanto miedo
que ya ni miro
por miedo a que me oigan.

13/9/12

Som éssers nocturns,
éssers vells i arrugats,
criatures del neguit,
caçadors constants
d'un nosequè absurd,
tal vegada inexistent.

Som éssers volàtils,
pensaments efímers d'amor
en un món desert d'emocions,
de camins freds i intangibles,
sense principi ni fi.

Som éssers porucs
caminant entre les sombres,
fugint de l'abscència,
escapant de la buidor
dels dies que hem deixat perdre
com sang entre els dits.

Som cançons d'Extremo
en l'obscura immensitat de la nit,
mirades que s'anhelen,
cossos que es fonen,
llengues que es perden,
estels que s'apaguen.

10/9/12

Mi transtorno consiste en alejarme, esconderme, soslayar la normalidad. Parece que no hay partida, no hay escape, y la noble banalidad de la normalidad me alcanza.

(Y yo no quiero,
y yo te temo mucho mediocridad,
aunque ya estés en mí,
aunque seamos compañeras de viaje.)

(Si pudiese desanclarme
de tus cadenas,
monotonía...)

Siempre lo mismo. Sol tras sol, luna tras luna, las mismas calles y caras se suceden ante mí. Mi vida es, por ahora, un incompleto y aburrido ciclo de peripecias análogas, de episodios que se repiten constantemente.
Y las mismas caras.
Las mismas miradad.

(Mi desarraigo se acentúa con mi lunático aislamiento.
Oh, soledad,
¡no me arrastres contigo
sin que me lleve acompañante!)

8/9/12

Fantaseo demasiado.
Imagino miradas inexistentes
mágicas.
Y al despertar...
la realidad hinca con inquina
su ponzoñoso puñal.

7/9/12

Una fuerza indomable tira de mí
hacia abajo, hacia las profundidades,
donde todo y nada tiene sentido.
El bucle de antítesis en el que me he convertido
araña mi dermis con angustia,
husmeando con anhelo, rastreando con ansia
una fuga ecuménica de mi propia orbe
(un cosmos que creé para mi seguridad,
un cosmos que ha sido engullido por el más necio caos).
Tan sólo ansío,
aspiro,
a una dulce partida,
una suave retirada
que me envíe a la paz
(esa guerra de sonrisas,
ojos brillantes
y experiencias).

5/9/12

- No me convences - me dije
clavándome la mirada
en mis (casi siempre) disfrazados ojos.

[Me dolió.]

4/9/12

Me siento como un espejo hecho pedacitos,
un bote de cristal roto porque le han inyectado aire a presión.
Siento que soy muy débil, muy frágil
para sobrevivir en este universo de mentira.

3/9/12

¿De dónde coño viene ahora todo este vacío?

Joder, pensaba que comenzaba a salir del pozo, pero es que los muros de este profundo agujero los he levantado yo, altos hasta donde vuelan los sueños, para dejarme caer como un cuerpo inerte. Al fin y al cabo parece que es lo que soy. Eso. Un cadáver. Un montón de pesimismo llevado al límite, de esperanzas en las que nunca, pienso ahora, he creído.

Noto como mi piel se cae a pedazos. Soy un ente a medio despellejar que sueña todavía en salir a vivir aventuras. Pero ¿qué coño voy a averiguar encerrada aquí? Mi piel ya no es ni piel. Son retazos, recuerdos de los que me deshago. Sucias imágenes que corrompían mi ser y me regalaban el hormigón para construir los muros de mi prisión. Personas de las que me voy despojando poco a poco, sin que nadie se percate de ello.

Pero cuantos más esfuerzos hago para salir de este pozo, para derribar sus muros y comerme un mundo del que estoy hambrienta, más hondo se hace el agujero y mayor es la velocidad de mi caída.

¿Cuándo me dejarás salir de aquí, yo?
Qué sensación tan azul
la que me desintegra por entre
mis venas.
(Débiles conductos de vida,
las mías.)
Es como estar hundida en un
inmenso océano solemne,
bárbaro e inhabitado,
donde reinan el silencio y la culpabilidad.
El agua salada
me oprime,
destruye mis cálidas venas,
y me sumerge hasta la profundidad
más oscura.
Allí donde los sueños se pierden,
donde miles de espejos reflejan mi imagen
mientras el agua sigue estrujándome.
Siento dolor.
Dolor en el alma,
en mi barriga
blanca y pecosa,
en el pecho,
en la nuca,
tornillos enrocándose en mis sienes.
Y los espejos siguen mostrando mi reflejo
y yo me estremezco
y sigo buscando algo que no encuentro.
Y me he vuelto a perder.
Otra vez.