13/8/14

Belice.

Belice no es un lugar, es un ambiente, una aura que llena de hedor un espacio en paz. Hay muchos sitios impregnados de Belice. Estos se convierten en zonas de árida amabilidad, de miradas prefabricadas y ciegas, de vehículos que falsamente conducen hacia adelante y no hacen más que retroceder. Si cada vez que me pretendo ocultar, tú me conviertes en gigante y tus ojos son dos prismas devolviendo oscuridad. Belice es una enfermedad que llena agujeros en un mundo donde lo raro es encontrarse terrenos vírgenes. Es un parásito amante del desprecio que cubre de ignorancia las mentes e inutiliza las razones, deja vacíos a lxs sujetos a quienes atrapa, les roba el entendimiento y lxs hace simples. Felices estúpidxs. Belice es una mentira grande y jocosa, soberbia, es un engaño que nos ciega por completo. Nos convertimos en robots y culpamos de nuestros males a otrxs, porque somos incapaces de reconocer nuestra debilidad e ignorancia.

Pero reconocer a Belice y saber despreciarlo es un sentimiento. Algunas bases no resisten; y es que no todxs caen presxs de los tentáculos viscosos de Belice, hay quienes saben ver más allá y saben decir que no, no me convences... Hay quienes prefieren evaporarse entre esta multitud de cadáveres, aunque no se crean capaces, hay quienes usan su cobardía para alzarse y convertirse en pequeñxs valientes y escapistas. Ya nadie habla de las maniobras de escapismo, pero los seres asustadizxs las seguimos usando como el oxígeno. Y es que si puedo escapar... es con la mente y no gritando a vacíos saturados de la falta de voluntad por avanzar, de la comodidad de la ignorancia.

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Lo peor es que sigo creyendo que puedo curar a la gente de Belice,
que sigo hablando sin cesar y que sigo chocándome una y otra vez con las mismas paredes,
incluso contra las más queridas.
Es en estos momentos de hielos que no crean incendios cuando Belice
encuentra otros agujeros por donde poder introducirse y...

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