Uno de mis fallos (o puede que virtudes) sea eso: me siento en deuda con las personas que una vez confiaron en mí, esas que en algún momento me ayudaron desinteresadamente o incluso sin saberlo, que se centraron en mí en vez de en sus narices; y siento que debo devolvérselo, que debo serles fiel, como un extraño vínculo extraespacial que me une a ellas. O incluso más fuerte que eso.
Y por este motivo me preocupo demasiado. Y me afecta. Mucho (creo).
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