A mí me van más rápido los sueños que los aviones. Por eso siempre me quedo atrás. Se me van los sueños por tener las patas cortas y amarillas como mi miedo, un temor agudo, que chilla fuerte porque ya no puede más. El mismo miedo que pesa y engorda, y que hace que los aviones vuelen lento y a ras del suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario