Doblegarse a cada trazo,
siempre intentar reordenarse,
reajustarse, redirigirse, remodelarse,
adaptarme a lxs que quiero
para después mirar a sus ojos
y ver que ya no están allí.
No hay nada peor que lloraros
cuando ni os acordáis de mí.
-
El camino es tan tenue,
tan incierto, tan lleno de huecos,
que no paro de perder pieles.
Que cada vez hay más fríos
y yo me estoy quedando sin abrigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario