Quién pudiera, muchas veces, vivir anestesiadx.
De la realidad, de todxs vosotrxs, de las leyes invisibles
que nos tienen maniatadxs, inmóviles.
De vuestrx afán de corromperlo todo,
la obsesión que os corroe y os obliga a convertir
todo aquello que pudiera ser arte en una competición.
De lo importante que es ser para lxs demás,
de posar para lxs demás, de mostrarse a lxs demás.
Quién pudiera, muchas veces vivir anestesiadx,
y olvidar que no dormís, pendientes a las miradas
que controlan cada paso que dáis, que os analizan.
Y no recordar que no dormís porque estáis, en realidad,
pensando en la selfie que mañana subiréis,
decidiendo qué y cuántos hashtags la acompañarán,
intentando veros a través de otrxs cuerpos.
Y yo cada vez quiero vivir más anestesiada,
para evitar el contagio y poder ser,
no a través de vuestros píxeles de mierda,
no mediante una realidad demasiado visible,
no dentro de vuestra amada burbuja virtual.
Poder ser,
en mi realidad,
a través de mí
y del tacto ensordecedor,
de las verdades libres
y de las miradas tangibles.
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