3/9/12

Qué sensación tan azul
la que me desintegra por entre
mis venas.
(Débiles conductos de vida,
las mías.)
Es como estar hundida en un
inmenso océano solemne,
bárbaro e inhabitado,
donde reinan el silencio y la culpabilidad.
El agua salada
me oprime,
destruye mis cálidas venas,
y me sumerge hasta la profundidad
más oscura.
Allí donde los sueños se pierden,
donde miles de espejos reflejan mi imagen
mientras el agua sigue estrujándome.
Siento dolor.
Dolor en el alma,
en mi barriga
blanca y pecosa,
en el pecho,
en la nuca,
tornillos enrocándose en mis sienes.
Y los espejos siguen mostrando mi reflejo
y yo me estremezco
y sigo buscando algo que no encuentro.
Y me he vuelto a perder.
Otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario