29/12/14

El viaje mudo

There's nothing left.
Del interior de una gota de lluvia ácida
miré al mundo por vez primera
-todo descomponiéndose a mi paso
(al de la humanidad completa).

Hace tiempo
las voces anunciaban tormentas de luz,
pero ya llevan unos meses
totalmente mudas.
En diferido voy viviendo
buscando mi destino
con los sentidos desactivados
y la música como guía.

El interior del tiempo
no es un plano secuencia en movimiento,
es el cuadro más fijo y estático.
Nada est retrouvée
como l'eternité de Pierrot y Marianne,
nada debajo de las sábanas
-pieles deshojadas
            despojadas de casualidad.
Por no haber
ni existe causalidad.
Solo hay piedras secas
en mi mirada.

La pantalla la ocupa un gran terreno,
amplia aridez,
el ambiente perfectamente despejado.
No hay nubes
ni sol
ni lluvias
             (ácidas-dulces-saladas),
no hacen falta paraguas
ni bufandas
ni gafas de sol.
La nada es extensa y atemporal,
como la promesa de un mundo mejor.
La pantalla la ocupa una fotografía,
no una película,
en cuyo caso la acción avanzaría.
Y no.

Mi cuello se parte
con este disparate
(y con tantos otros,
que yo ya no sé ni mirarte).
Y vuelvo a hablarle a la vida,
a un inefable,
un desconocido objetivo contenedor de respuestas,
al vacío de preguntas que llevo dentro.
Mi cuello se parte
con este disparate...
Y mis manos,
exhaustas,
deslizan esta tinta oscura,
desfilan el descaro,
perfilan la desazón,
compilan palabras,
huyen de la razón.

Es un viaje estático,
un viaje sin movimiento,
un viaje donde el viento
no sopla
pero sí despeina;
y cómo andar
si la melena me ciega.
There's nothing left.

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