La felicidad no es un estado de ánimo permanente, es algo que se saborea poco a poco, por momentos. Por instantes, parece que dure días, pero a veces tan solo dura unas horas. Segundos en los que la música te vibra en los ojos, muy adentro en la mirada; en los que la música vive en la comisura de los labios y te hace sonreír por la calle. Aunque nada salga bien, aunque todo esté perdido y difuminado.
Es por eso que dicen que la felicidad depende de unx mismx. Por esos oasis, diminutos o gigantes -jamás eternos.
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