25/11/14

Nado en mi obsesión.

voy a mi obsesión
y otra vez
caeré


¡Abyecta errancia...
que me ata de bruces
al desarraigo,
al eterno desconsuelo
del vagar sin distancia,
sin movimiento
ni tiempo!

Solo el viento
me guía
a los precipicios donde la decepción habita,
insoluble
como el hada que se congeló
en el desierto
allá donde habitan mis lágrimas.

Qué lástima.
Estar perdiendo(se)
constantemente,
es como acercarse siempre,
sin caer,
a un agujero negro.
El fracaso es inminente,
hay voces que jamás
han parado de repetirlo
y hay pies sin calcetines
que han quedado fríos.

Mi pálpito roído
no sabe ya bombear.
Los cuervos siguen invadiendo los aires
con gritos más naranjas
que el propio miedo.
Se zampan las entrañas de las miradas
y sufren.
Porque el dolor es ácido,
amargo,
amor,
sulfúrico,
veneno,
agujas,
puñales.
Pero los cuervos no paran de sufrir,
siempre sigo alimentándolos.

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