26/7/15

Las espinas se desclavan, pero también persiguen.

Si alguna vez hubo alguna historia, fue un relato inconexo, descompasado, vergonzosamente alargado, desesperadamente anhelado y afortunadamente breve. Que al final la complicidad no era tanta ni nuestras vibraciones se complementaban*. Que parpadeábamos a deshora mientras nos idealizábamos. Andábamos en direcciones distintas y sobre ejes alejados, ni si quiera opuestos. No había posibilidad de colisión, tan solo caricias al aire, el aumento del deseo ante la imposibilidad. Así que basta ya de epílogos absurdos y de normalidad impostada, cuando realmente jamás hubo algo de "normal" en todo eso. No hay sincronización posible (y eso no es malo, simplemente es), jamás la habrá pese a todo, porque aquí nadie va a cambiar por y para ninguna persona. Si realmente no entendemos de protocolos sociales y formas predeterminadas, sigamos caminando en desdirecciones múltiples.

* LA COMPLICIDAD - PEROTA CHINGO

No hay comentarios:

Publicar un comentario