9/10/15

Cicatrices enconadas

¿Cómo hacer certeras las certezas que sobrevuelan la incertidumbre?

Pienso en ese verso e, inmediatamente después, en lo estúpido del juego de palabras que pretendo crear para definir esos borrones que defiendo como verdades. Pero lo único certero de todo este enjambre es la uniformidad de mis noches blancas, y que de tantos silencios he acabado creyéndome sorda.

¡Qué sabréis de mí estúpidas golondrinas de mi corazón!
Si en mi balcón jamás habéis anidado
ni con vuestras alas llamaréis a mis cristales.
¡Qué sabréis del bombear de mi sangre
si yo ni sé la dirección de mis venas!

Igual que los cadáveres escondidos en los caballitos negros de Lorca,
resto escondida en una muerte en vida, que no una vida muerta,
una vida tan vacía como fría, como la suerte en una piel dormida.
Soy de las que lleva la mirada escondida y los latidos silenciados,
de las que sube el volumen del pálpito y se señala los ojos con neones.

Que no puedo desplegar las alas cuando constantemente ayudáis a reafirmar su inexistencia.

Y no hay respuesta para mi penosa metáfora, porque una sola no puede lamerse las heridas durante toda su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario