13/10/15

A Laponia

(De hilos que hay que desencajar de los ojos y estirar del pecho para
tejer algún tipo de verdad, aunque no sea del todo comprensible.)

Yo, que siempre voy detrás de mí,
y así jamás entiendo qué pasa
hasta que el sol se va de mí
y llega el invierno al polo norte.
A Laponia.
Mi sangre y mis neuronas incomunicadas
bombeando a direcciones dispersas.
No hay luz,
ni siquiera estrellas
en el cielo.
Insípida desesperación,
tener el corazón tan rojo
que esperar deja de ser un letargo,
aunque sí una incerteza.
Ay, y este llegar tan tarde
que ni siquiera doy ni un paso,
porque caer no sería romperme,
porque caer sería destruirlo todo.
Una vez más.

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