18/10/15

Seguir o perecer

Hasta cuando os grito y os suplico
y me quedo sin uñas intentando respirar
y me quedo sin ojos pidiendo auxilio
hay silencio. Rebotan mis palabras
en vuestras paredes de acero
y resbala mi desesperación
por vuestra firme ignorancia.
Yo, que siempre recojo vuestros pedazos,
que os hago arder como el ave Fénix.
Yo, que os seco las lágrimas
y junto todas vuestras piezas.
Yo, que no hago más que dar,
que no puedo hacer más
que vivir por vosotrxs. Yo.
Yo, eterna palabra muda
en mis labios, en mí,
porque yo también tengo frío,
porque yo también estoy perdida.
Y de mí, ¿quién cuida de mí?

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