16/10/15

El tacto

de tu piel sobre la mía,
mi memoria mezquina
sobre los antojos
de un corazón de hielo
y unos ojos,
sin mirada, muertos.

El tacto
de mi mano en tu pelo,
enredándose suave,
como tu mano en mi muslo.
Tan tímida y tan callada,
tan eléctrica y tan cotidiana.

El tacto
de mi bombear tardío
y de nuestro frío polar,
de ese Otto en los ojos de Ana
sintiéndose resucitar.

El tacto
de ese silencio,
del sol nocturno,
del no saber,
del no puedo
hacerte daño
otra vez.

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